jueves, 12 de febrero de 2009

Otro Caso Del inspector Penike

Les dejo otro enigma policial para resolver, este es un poquito mas dificil que el primero. Piensen, piensen, y despues me cuentan.

La Ventana Indiscreta:

Este es un barrio atípico -dijo el inspector Penike a su ayudante Lester cuando estaban llegando al lugar del crimen. Y mostrándole los edificios de la cuadra, continuó-: Ahí está la mansión enorme del señor Fischer que fue brutalmente asesinado. Y en frente esos monoblocks que habitan muchas familias de modestos recursos. Dos clases sociales muy distintas en una misma zona.
Cuando llegaron al lugar de los hechos había un enjambre de gente, casi todos ellos habitantes de los monoblocks. Uno de los policías que estaban en las tareas los puso al tanto de los hechos.
-El señor Fischer fue asesinado con una cuchilla pero el arma no apareció. Parece que todo fue muy silencioso pues en la casa había tres personas y ninguna escuchó nada -informó el policía. Luego agregó-: Pero el asesino cometió un gran error: la ventana de la habitación del señor estaba abierta de par en par y mucha gente de los monoblocks presenció el crimen.
-¿Los tiene aquí a esos testigos?-preguntó Lester.
-Sí, están todos, pero le aclaro que la mayoría miente haber visto algo. Usted sabe, la gente se enloquece por ser protagonista de algo.
-Tráigame a los más confiables -pidió Penike.
- ya seleccioné a los más creíbles, aunque no le aseguro que alguno de ellos no mienta.
Antes de que les fueran presentados los testigos, el inspector y Lester se reunieron con las tres personas que habitaban la casa junto al difunto Fischer. Una era el mayordomo, que vestía su uniforme clásico. Alto, delgado y casi calvo. Otra era la mujer de Fischer (su segunda mujer, pues Fischer era divorciado), una señora joven, hermosa, alta, de melena muy corta, como usan habitualmente quienes practican deportes. Estaba elegantemente vestida, como si se hubiera cambiado de ropa para la ocasión. La tercera era un joven magro pero de físico trabajado, pelo largo atado con una coleta, campera y pantalón de jean. Era el hijo de Fischer. A pesar de que ninguno se llevaba bien con el señor Fischer, todos ellos estaban apesadumbrados. El mayordomo estaba en silencio, la mujer fumaba y el joven garabateaba en una hoja.
El inspector separó a los testigos de los tres habitantes de la casa. No quería que se vieran para que sus declaraciones no tuvieran ninguna influencia.
-Quiero que me digan lo que vieron desde sus respectivas ventanas, lo más exactamente posible dijo Penike a los testigos.
-Yo vi que hubo una pelea entre el asesino y la víctima. El asesino se veía muy desaliñado -dijo una mujer regordeta.
-Si hubo una pelea, no podía estar muy prolijo contestó otro testigo.
-Fue una mujer-intervino un hombre de aspecto rudo.
-¿Seguro? -preguntó Penike.
-Por supuesto, inspector. Yo sé lo que es una mujer-
Afirmó el hombre-o Una mujer tiene el pelo largo y las ideas cortas -dijo y rió groseramente.
-Yo lo vi bien -interrumpió otro testigo-o Le puedo asegurar que era zurdo.
-¿El asesino dio la cara a la ventana? -preguntó
Lester, desconcertado.
-No -respondió el hombre.
-Entonces no pudo verle el arma -dijo Penike.
-Se equivoca. Lo vi en un enorme espejo que tiene
en la habitación.
-Es verdad lo que dice mi esposo -dijo una mujer-. Yo también vi su figura en el espejo.
-El señor que dice que era una mujer se equivoca dijo un anciano. Y agregó-: Yo vi cómo arrastró el cuerpo del muerto y tenía mucha fuerza para ser mujer. -Hay mujeres fuertes -respondió el hombre rudo Pero siempre conservan el andar femenino.
El diálogo siguió entre los testigos, pleno de certezas, vaguedades e indefiniciones. Penike le pidió Lester que le confirmara unos datos de los sospechosos y éste lo hizo de inmediato. Enseguida volvió con ellos.
-Averigüé esto, inspector-dijo Lester y empezó a enumerar-: Por decisión del señor Fischer el mayordomo, el hijo y su mujer son herederos de su fortuna. Entre padre e hijo se odiaban. La mujer practica físico culturismo. El mayordomo y la mujer son zurdos. El mayordomo es homosexual y la mujer y el hijo son expertos cazadores. Manejan muy bien las armas blancas. ¿Es suficiente, inspector?
-Por supuesto, Lester. El caso está resuelto -respondió Penike. Y continuó-: Los datos de los testigos me fueron muy útiles.
-¿Acaso no eran muy torpes e inexactos?
-Es cierto, pero a veces los testimonios erróneos también sirven.
¿A usted también le sirven?

4 comentarios:

Raulss -release 2- dijo...

El Hijo!!!

masi dijo...

siempre olvido darte tu credito.
como diria susana gimenez: coooRRRRecto!!!!!

Raulss -release 2- dijo...

Gracias gracias..

Anónimo dijo...

el hijo